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Testimonios

Solamente son experiencias... cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.

“DOS VIDAS EN UNA”

 

Cuando creía que todo había terminado, cuando creía que definitivamente no había otra salida, llegó la última puerta abierta para mí.

Quién lo hubiera pensado, que yo tendría que llegar a Alcohólicos Anónimos, cómo yo, era algo que no podía concebir, pero “desgraciadamente” así era.

Era una realidad a la que no me quería enfrentar, algo a lo que le rehuía a través (nuevamente) de mis fugas mentales.

El despertar sintiéndome fracasado no fue algo agradable, al ver a mi alrededor caras nuevas, gente a la que nunca antes había visto, y que para ellos era yo “algo normal”, pero a la vez me decían “era yo la persona más importante para ellos”.

Palabras que finalmente no tenían o no les daba yo mucha importancia, debido a que aún tenía los síntomas de “mi última cruda”, que según palabras que recuerdo me dijeron, “tenía que disfrutar”, porque si yo quería podía “ser la última”.

Despertar a “esta realidad” fue difícil, pero hoy en día puedo ver que es algo que también se puede disfrutar, algo que no puede describirse.

Porque hoy sí creo que el peor momento que haya vivido estando en A.A., no se compara en nada con el mejor día de mi actividad alcohólica, porque la verdad es que esa ya no era una vida, ya sobrevivía no vivía.

 

El día de hoy, al darme cuenta que faltaba muy poco para perder la razón, o peor aún perder la vida, se vienen a mi esas palabras que me dijeron alguna vez “esos desconocidos” de A.A. vas a vivir “dos vidas en una”.

En efecto, hoy puedo decir gracias a Dios (al Poder Superior como lo conocemos aquí) y al Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos Ecatepec, que me han dejado conocer una vida distinta a la que yo tenía.

La vida de la que ya estaba cansado, pero no lo podía decir con palabras, sino con algo tan cruel que por ello es una enfermedad, a través del alcoholismo.

Una enfermedad que yo no pedía tener, pero que la tengo, una vida que yo no pedí vivir pero lo vivo, y la vivo porque Dios me ha dado esa nueva oportunidad y Por Hoy no la quiero desaprovechar., porque sí, el día de hoy puedo decir que vivo “DOS VIDAS EN UNA” ANÓNIMO.  

 

 

 

"AQUÉL DÍA”.

Yo siempre creí que mi “problema” era un “vicio” y que cuando yo quisiere lo podría dejar.

Desafortunadamente, como en muchas otras ocasiones no tenía razón.

Lo empecé a ver como “un problema” cuando al día siguiente de “un convivio” me levantaba con un fuerte dolor de cabeza y con muchas ganas de vomitar, o en otras ocasiones tenía muchas ganas de “otro trago”. Más aún, cuando empezaba a sentirme mal por no recordar exactamente todo lo que había pasado un día anterior, era algo con lo que no podía estar.

Ya había escuchado de “las lagunas mentales”, pero “nunca creí que a mí me llegaría a pasar”. Esa “cruda moral”, era algo que me empezaba a atormentar, primero durante un día, después duraba semanas y luego meses, por esa razón me abstenía de consumir alcohol durante alguna temporada.

La verdad es que un día llegué a pensar que yo no podía dejar de beber, ya mi “fuerza de voluntad” se había terminado, no sabía que esto era una enfermedad. Finalmente, tuve que tocar ese “fondo de sufrimiento”, algo que es necesario en un alcohólico para “buscar ayuda”.

No tenía en mente a dónde acudir, pero a donde nunca iría era a un grupo de Alcohólicos Anónimos. Pensaba que eran lugares denigrantes, en donde solamente se encontraban los “teporochos” o los del “escuadrón de la muerte”. Al no tener otra opción tuve la necesidad de pedir ayuda, fue así como llegué al “Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos Ecatepec”.

Para mi sorpresa no era como yo me lo imaginaba, sino que encontré un lugar limpio y transparente, en donde militaban hombres y mujeres, en donde hay un respeto mutuo, y que sólo nos hermana la misma enfermedad del alcoholismo. Es por ello que "aquél día" que llegué a Alcohólicos Anónimos no lo puedo ni debo olvidar. (ANÓNIMO)

“ES UNA ENFERMEDAD Y NO UN VICIO”

Hoy que empiezo a recobrar un poco esa tranquilidad que ya no tenía, vienen a mi unas palabras que escuché por primera vez en el grupo de A. A.: “Lo que tú tienes es una enfermedad”. Cómo es posible pensé, yo no me siento enfermo, lo único que creo es que “tengo problemas con mi manera de beber”, o mejor dicho “tengo problemas al día siguiente de una borrachera”, porque no puedo dejar de pensar en que “necesito un trago”. Me dijeron, mira “es posible que no lo entiendas en este momento, pero date la oportunidad de conocer a A.A.” y sobre todo “date la oportunidad de conocerte a ti mismo”.

Y en efecto, no entendía qué era lo que me trataban de decir, sólo sé que todas las veces que había prometido dejar de beber no lo había logrado. Hoy que recuerdo me resulta inconcebible ver cómo tantas veces que estuve “encerrado” en mi cuarto, postrado en una cama sintiendo que en verdad “me moría”, sin embargo, a la vez mi cuerpo “pedía un trago más”. “Necesito algo fuerte”, era lo que decía, y sí, cuando lo obtenía había esa “tranquilidad” se había ido la “temblorina” y sobre todo se había ido ese deseo de “quererme morir”. Empero, en las últimas ocasiones ya no había tranquilidad, ya no había “aliviane”, ya ni el vino más fuerte (incluyendo el alcohol del 96), me hacía sentir bien.

Era una obsesión, algo más fuerte que yo, ¿cómo es posible que no puedes decir que no?, ¿No tienes pantalones para dejarlo? ¿Es a través de la fuerza de voluntad como lo vas a dejar?, ¿A poco el alcohol es más fuerte que tú? Eran unas de tantas preguntas que me hacían las personas que veían como me estaba destruyendo a través del beber de esa forma.Obviamente no les podía decir que ya había intentado todo, y que, en efecto, YO NO PODÍA NI PUDE CON EL ALCOHOL, pero ¿Por qué? me preguntaba, y cuando me dijeron es que el ALCOHOLISMO es una enfermedad y no un vicio, que no respeta sexo, edad ni posición social, que es tan cruel que el último en que tarda en darse cuenta de ello es el propio enfermo alcohólico, que por eso los enfermos alcohólicos deben permanecer en un grupo de alcohólicos anónimos, y que mediante la aplicación de un programa simple dejan de beber.

Desde luego, es algo que para mi todavía hasta el día de hoy me cuesta trabajo entender, pero de lo que sí estoy seguro es que a través de recordar cómo al tomarme ese primer trago, se apoderaba en mi una obsesión por otro trago y que finalmente terminaba siempre en las mismos condiciones, postrado en una cama sintiendo morir, por ello, cuando llego a pensar en un trago me hace decir SÓLO POR HOY NO BEBO, SÓLO POR ESTAS 24 HORAS NO ME LLEVÓ ESA PRIMER COPA A LA BOCA.

 

“MIS VERDADEROS AMIGOS”

Durante toda mi vida he tenido la oportunidad de conocer a cientos de personas, pero en especial había un grupo de personas a las que consideraba “amigos”.

En efecto, a estas personas incluso las consideraba mejores que mis propios familiares, porque aquéllos, contrario a mis padres o hermanos, “sí me entendían”, entre estas personas y yo había algo en común, nos gustaba ingerir bebidas embriagantes, ¿el motivo para beber? Era lo de menos. De estas personas llegué incluso a aceptar sus consejos, uno de los que más recuerdo, fue en una de tantas ocasiones que me sentía muy mal después de una borrachera, recuerdo que me dijeron “no seas tonto, si te sientes mal de la cruda, no vayas al doctor, tómate algo de alcohol, algo fuerte, para la cruda lo mejor es tomar otro alcohol”. Obvio que seguí este consejo porque en efecto me hizo sentir mejor en el momento de sentir esa cruda, era lo que quería escuchar y no esos regaños o reclamos de la familia que me decían “por el amor de Dios ya no vayas a tomar”, “vete a trabajar, pero sin tomar”, “si tienes deseos de curartela, comete un dulce” y cosas por el estilo, que en mi nunca funcionaron.

Tal situación la seguí llevando a cabo durante varios años, porque me hacía sentir mejor; sin embargo, un día ya no pude más, ya ni el alcohol me hacía sentir mejor, y lo peor sentía la necesidad de tomar algo porque “ya no le podía parar”. Fue entonces que decidí buscar ayuda al lugar que había dicho que nunca iba a ir, a un grupo de Alcohólicos Anónimos.

Así fue como tuve que llegar al Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos Ecatepec, en este lugar me ofrecieron una vida distinta a la que tenía y unas de las palabras que me dijeron y que hasta el día de hoy se las siguen diciendo “al nuevo” son: “aquí vas a encontrar a tus verdaderos amigos, los que nunca te van a ofrecer un trago de alcohol además de que te compartirán sus experiencias, pero sobre todo te dirán el cómo han dejado de beber por estas 24 horas.

Y efectivamente, hasta el día de hoy no me han invitado un trago de alcohol, por tanto, puedo afirmar que sí he encontrado a “mis verdaderos amigos”.ANÓNIMO.

Calle San Pedro # 2, esquina con Vicente Lombardo Toledano (antes La Laguna) Colonia Melchor Ocampo, Municipio de  Ecatepec de Morelos, Estado de México, C.P. 55330

(55) 57 91 1931

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